En un pueblo de la patagonia Argentina, más precisamente en Uzcudum, había dos hermanos. Ambos eran muy buenos y amables, el gobierno les había regalado un chihuahua por ser los niños que mejor se portaban en el pueblo.
A los hermanitos, les encantaba contarle cuentos a su perrito, uno de los que mas les gustaba era uno que les había contado su madre cuando eran pequeños.
El cuento trataba sobre un príncipe que vivía en un castillo y que se aburría mucho en él porque estaba solo. Un dia el príncipe decidió invitar a sus compañeros del colegio para que jugaran con él.
En el momento en el que sus compañeros llegaron, ellos empezaron a jugar y a tocar todos los juguetes del príncipe. Él se empezó a desesperar al ver que todos los juguetes que eran solo del él, ahora los estaban usando otros niños.
Al instante el príncipe ordenó que los niños se fueran. En cuanto dejaron el palacio, el niño se volvió a sentir solo, entonces fue cuando se arrepintió de haber tratado mal a sus compañeros y ser tan egoista con ellos.
Los dos hermanos compartían todo gracias a la moraleja de este cuento, incluyendo al perrito.
